Detrás de cada uno de los objetos, utensilios, electrodomésticos, productos que consumimos para nuestra higiene personal, o para alimentarnos, o simplemente para disfrutar de ellos, hay mucha investigación escondida. Las personas que los idean y desarrollan emplean los fundamentos, los pilares establecidos por grandes Gigantes de la Ciencia y de la Tecnología. Realmente tenemos «Gigantes en Casa» escondidos en pequeñas cosas cotidianas a las que habitualmente ni prestamos atención ni les damos valor. El objeto de este blog es sacarlos a la luz.
Descubriremos aquí, por ejemplo, de qué está hecho un champú para lavarse el pelo y por qué funciona. Y no solamente eso, sino que con una visión crítica aprenderemos a identificar las verdaderas y las falsas promesas de eficacia que estos productos ofrecen en sus etiquetas o en sus anuncios en televisión.
Seguro que también os va a interesar saber cómo se obtienen las vitaminas contenidas en una pastilla de un suplemento vitamínico, de los que se compran en la farmacia de la esquina, o en el supermercado de cualquier cadena de supermercados.

También os va a interesar conocer, de eso también estoy seguro, no solo la eficacia de los productos que consumimos, sino su seguridad. Muchos os planteáis si los microondas destruyen los nutrientes de los alimentos, o si son peligrosas para la salud humana las ondas wifi del ordenador de casa. O qué pasa con el uso del móvil. A eso daremos respuesta.
Así, a la luz de las investigaciones de los grandes científicos que nos precedieron, más las más recientes y rigurosas investigaciones, comprobaremos que hay menos peligros de lo que presagian ciertos alarmistas. Voy a poner un ejemplo. Basándonos en los conceptos de energía de activación, energía de enlace y energía de los fotones, perfectamente establecidos en la Ciencia con Leyes Científicas tremendamente sólidas, es imposible que un teléfono móvil pueda producir cáncer. Sí, imposible. Y todo esto se explicará en su momento de forma sencilla, comprensible para los no iniciados, pero a la vez con la máxima rigurosidad científica.
Y como digo, detrás de cada objeto, detrás de cada acción cotidiana, hay algún Gigante de la Ciencia. Cuando se abre un grifo y el agua sale con el caudal adecuado están sin duda Bernouilli, Fanning y Reynolds. La puerta de un ascensor, de un garaje, se abren o cierran empleando células fotoeléctricas, y ellas son posibles gracias a Einstein. Pero qué no sería de la salud humana sin la presencia de los productos de higiene y de los desinfectantes, de la esterilización de ciertos alimentos o de las vacunas que nos previenen de enfermedades muy graves, sin las aportaciones, las enormes aportaciones, de otro de los grandes: Pasteur. Y es que incluso la fotografía sería de otra forma, o habría avanzado menos, sin el trabajo y la dedicación de Santiago Ramón y Cajal. Sí, el de las neuronas, pero también el creador de la película fotográfica. Son tantos y tantos los ejemplos que se podrían poner que no acabaríamos nunca.
Por tanto, yo creo que queda más que justificado el título del blog, «Gigantes en Casa», y su subtítulo: «Hasta las cosas más pequeñas esconden gigantes». Y va a ser un placer compartir con todos vosotros la belleza y la grandeza que, como un tesoro, se esconden tras cada pequeño objeto y tras cada actividad del día a día. Espero que os guste.