Mientras se mejoraba la fórmula de la margarina se inventó el champú

Aunque desde siempre se han usado productos para el lavado del cabello, las investigaciones científicas orientadas a mejorar la fórmula de la margarina condujeron a la invención de los componentes principales de los champús modernos. Y de otros muchos productos.

La palabra champú procede del sustantivo inglés shampoo que a su vez procede del verbo to shampoo (gerundio shampooing) que significaba «masajear» o «dar un masaje». El verbo to shampoo a su vez procede del término hindi shampo, imperativo de  shampna que significa «apretar», «sobar», «masajear». Primeramente se asoció champú a los dispositivos usados por barberos y peluqueros donde los clientes eran «masajeados» aplicando jabón para facilitar el corte, para posteriormente asociarlo a los propios productos para masajear el cabello para lavarlo.

Los champús modernos son aplicaciones que surgieron tras la invención y mejora de las margarinas.

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Lavar el pelo
Figura 1.- La palabra champú procede del idioma de la India shampo, dar un masaje, asociándose primero a los dispositivos para lavar el cabello y finalmente al producto limpiador del cabello en sí

Empecemos por la margarina

¿Qué es la margarina?

La margarina es un producto sustitutivo de la mantequilla. La mantequilla es la grasa de la nata de la leche tras ser separada por batido y amasado. Realmente no es grasa pura sino que es una emulsión de finas gotas de agua suspendidas en grasa y que se mantienen estables por la presencia de emulsionantes. El contenido de grasa es de aproximadamente un 80%, un 15% de agua y el resto otros componentes procedentes de la leche.

En la década de 1860 el emperador Napoleón III puso en marcha un concurso para la obtención de un producto que sustituyera a la mantequilla que en aquella época era demasiado costosa para las clases populares y el ejército. La propuesta era «pour un corps gras semblable au beurre, mais de prix inférieur, apte à se conserver longtemps sans s’altérer, en gardant sa valeur nutritive«, es decir una propuesta «para un cuerpo graso similar a la mantequilla, pero de precio inferior, apta para conservarse largo tiempo sin alterarse, guardando su valor nutritivo».

El concurso lo ganó el farmacéutico francés Hippolyte Mège-Mouriès (1817-1880) que preparó una emulsión a base de grasa animal en agua o leche. Esta emulsión la denominó en francés oléo-margarine, donde «oléo» procede de grasa, «margar» (del latín margaron,  «blanco perlado», y de ácido margárico que se creía que estaba presente en las mantecas animales), e «ine» procede de glycérine (glicerina), el otro componente de las grasas. Al poco se abrevió a tan solo margarine, traduciéndose al castellano como «margarina».

Poco a poco la grasa animal fue sustituyéndose por grasas vegetales sólidas como la de copra (coco seco), palma y palmiste. Posteriormente el químico francés Paul Sabatier (1854-1941) descubrió un procedimiento para hidrogenar aceites, que son líquidos, para endurecerlos y hacerlos más sólidos y aptos para hacer margarina. Con ello se evitó tener que recurrir a mantecas animales que son más escasas. De esta manera la margarina pasó a tener grasas 100% vegetales, tales como girasol o maíz. Sobre la problemática de la hidrogenación de las grasas no entraremos aquí ya que es digno de un artículo aparte.

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Figura 2.- La margarina es un producto alternativo a la mantequilla

¿Aparte de la grasa, de qué está hecha la margarina?

Como ya se ha hablado la margarina está hecha de grasa emulsionada, pero hay otros componentes de interés y entre ellos algunos relacionados con los champús para el lavado del cabello. Veamos.

Grasas y aceites

Componente principal que puede incluir grasas animales o vegetales, aunque modernamente las animales se han abandonado. Las vegetales pueden ser «duras» como la copra (coco), la palma o el palmiste, y aceites «líquidos» que se endurecen por hidrogenación, y fracciones de estos aceites no endurecidas. Los aceites líquidos pueden ser de girasol, de maíz, de soja o incluso de oliva. La fracción hidrogenada debe ser «total» y no «parcial» para que no haya grasas trans. Las grasas y aceites representan normalmente entre un 50% a un 60% del peso de la margarina

Agua

El agua es el otro componente principal y que se emulsiona con las grasas. Una emulsión es algo así como una mayonesa.

Emulsionantes

Son componentes de la margarina y de todas las emulsiones que permiten que esa emulsión se produzca y sea estable, es decir, que no se separen la fase agua y la fase grasa. Si no hubiera emulsionante, no sería posible tener margarina. La investigación científica de los emulsionantes a principios del siglo XX para margarina condujeron a descubrirse moléculas que se llaman «tensioactivos» y que son la base de los detergentes y los productos de baño como los champús modernos.

Hoy día la composición de las margarinas están legalmente muy reguladas y como emulsionantes suelen usarse lecitina y/o monoglicéridos y diglicéridos de ácidos grasos. En otros tiempos el abanico de emulsionantes era mucho más amplio.

Aromas Para mejorar las propiedades organolépticas se suelen añadir aromas a leche o a mantequilla.
Colorantes La emulsión de margarina es de color «blanco perlado» (de ahí su nombre como ya se ha indicado), pero como lo que se pretende es imitar el aspecto de la mantequilla, incluido su color, se le añade como colorante beta caroteno, que es el color de por ejemplo las zanahorias. El beta caroteno es la vitamina A, o retinol. En la etiqueta de la margarina puede aparecer como el aditivo E160.
Sal

La sal ayuda a que se conserve mejor y no se degrade por microorganismos. También aporta sabor.

Vitaminas

El propio colorante caroteno es la vitamina A, pero además para mejorar sus propiedades nutricionales se suele añadir vitamina D e incluso vitamina E. Ésta última  actúa como antioxidante para evitar que la margarina se enrancie. La vitamina E se etiqueta como E306, E307 o E308.

Corrector de acidez

Para mejorar la conservación el pH debe situarse entre 4,0 y 5,5. Con ácido cítrico y/o láctico y sus sales de sodio, potasio o calcio es posible realizar esta función. El citrato y el lactato de calcio son absorbibles y representan una buena fuente de calcio que muchas veces se reclama en la etiqueta de la margarina. El ácido cítrico y sus sales se etiquetan como E330, E331, E332 y E333; mientras que el ácido láctico y sus sales son E270, E325, E326 y E327.

Conservantes

Para evitar que los microorganismos tales como bacterias y hongos descompongan la margarina, y puedan ser un peligro para la salud, se debe introducir un conservante. Normalmente es el ácido sórbico, un ácido graso monoinsaturado como los que contiene la propia margarina y que es muy abundante en muchas frutas. De amplio espectro impide que proliferen microorganismos dañinos en la margarina. El ácido sórbico nuestro organismo lo reconoce y lo metaboliza como cualquier otro ácido graso de los presentes en los alimentos usándolo como fuente de energía. El ácido sórbico y sus sales son E200, E202 y E203.

Hay que insistir en que todos esos aditivos con letra E que pueden estar presentes en la margarina o en otros alimentos no son perjudiciales para la salud, muy a pesar de los agoreros metemiedos que pululan por internet, sino que cumplen funciones muy interesantes para que los alimentos sean más saludables, se conserven mejor, no se estropeen con facilidad y que además estén hasta más ricos y sean incluso más bonitos.

 

Sigamos con el champú

La higiene en otros tiempos

Lavarse lo que se dice lavarse el pelo, eso, eso era algo exótico e incluso «dañino» durante siglos, y no se empezó a «cambiar el chip» hasta ya bien entrado el siglo XIX, casi desembocando en el XX. En épocas clásicas, léase por ejemplo la antigua Roma, sí había una preocupación por la higiene del cuerpo en general y del cabello en particular. También en el mundo islámico como en Al-Ándalus o en el Reino Nazarí de Granada, la higiene era fundamental. Pero en la Edad Media Europea, e incluso llegado el Renacimiento, el Barroco y el Rococó… sobre todo el Rococó… como que no se lavaba la gente mucho. Más bien poco o nada. Y no el pueblo llano que el pobre podía lo que podía, incluso nobles y reyes tenían aversión al agua. Los médicos aconsejaban no mojarse porque se creía que era perjudicial para la salud. El hedor que desprendían los nobles en Versalles se intentaba disimular con ropajes espesos para absorber el sudor de la piel, perfumes a tutiplén, y el pelo se empolvaba, no se lavaba, con polvos absorbentes y encima un buen pelucón para que los piojos no saltaran tan alegremente.

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Figura 3.- En el Palacio de Versalles no había ni un simple escusado versallesco. Así se hacían las necesidades, y tampoco se usaba agua para lavarse… pues eso.

 

De la guarrería a la higiene

El cambio del paradigma de la guarrería y la pestilencia a la higiene moderna viene de manos de las investigaciones de Louis Pasteur (1822-1895). Pasteur descubre que los microbios, esos seres exóticos y casi despreciados que se veían por los microscopios, eran los causantes de numerosas enfermedades. Y que la limpieza y la higiene eran la clave para la salud y el bienestar.

En Versalles no había habitaciones destinadas a las necesidades más humanas porque eran lugares aún más pestilentes que sus amplios salones atestados de gente. Éstas se realizaban en letrinas sin el sistema moderno del «inodoro» y alejadas de tan señoriales viviendas. Si te venía «un apretón» en Versalles no había más remedio que recurrir a los orinales tal como se muestra en la figura 3. El «water closet» o «inodoro» consistente en una taza en forma de asiento conectada al sistema de cloacas pero sin olor fue inventado por Alexander Cumming (1733-1814), ingeniero, relojero y constructor de instrumentos musicales. El diseño incluía un sifón en forma de «S» con agua limpia que evitaba el retorno del olor. Aunque el invento data de 1775 no es hasta el siglo XIX e incluso el XX cuando el invento se generaliza.

Con Pasteur quedó claro que usar el agua en abundancia para lavarse era clave, pero lavar el pelo no era fácil y había que inventar algún dispositivo que ayudara a ello sin chorreones por todas partes. Porque eso de mojarse completamente, ducharse, todavía daba cierto repelús en aquella época. Esos dispositivos se llamaron en inglés shampoo (champú en castellano) porque en ellos como ya se ha dicho en la introducción se masajeaba el cabello.

Figura 4.- A la izquierda un champú para peluquería. Lo que hoy denominamos «lavacabezas». A la derecha un artilugio para lavarse el pelo en casa sin mojarse el cuerpo.

Paralelamente al desarrollo de los champú-artilugios se desarrollaron los champú-limpiadores, ya que el problema es que salvo el jabón, que se hacía alcalinizando grasas y aceites, pocos productos había para lavarse. La Ciencia se puso manos a la obra y encontró la solución. No fue directamente investigando esos nuevos productos para lavar sino investigando nuevos medios para mejorar la recién inventada margarina, que adolecía de problemas de estabilidad porque la grasa y el agua se emulsionaban mal y se separaban al cabo del tiempo.

Efectivamente, investigando nuevos emulsionantes para la margarina, se descubrieron lo que hoy denominamos tensioactivos y que son la base de los productos detergentes, de los cosméticos y de los productos de higiene corporal como el champú.

¿De qué está hecho un champú?

Básicamente un champú está hecho de tensioactivos disueltos en agua junto con otros componentes coadyuvantes que le confieren propiedades especiales según la aplicación que se le quiera dar al champú. Los tensioactivos son sustancias que por su estructura molecular son capaces de disolverse en sustancias oleosas, como los aceites, y a la vez en agua.

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Figura 5.- Estructura de una molécula de tensioactivo. La fracción lipofílica se disuelve en grasas y la parte hidrofílica en agua

La eterna lucha entre el aceite y el agua que son reacios a mezclarse entre sí, se resuelve con los tensioactivos. Si se mezcla un aceite o una grasa con agua y entre medias hay un tensioactivo, se produce lo que se denomina una emulsión, donde una de las fases (el aceite o el agua, depende del caso) se divide en minúsculas gotas que se dispersan en la otra fase (el agua o el aceite, respectivamente). Normalmente tienen un aspecto blanquecino, se hacen viscosas e incluso llegan a tener aspecto de crema. Son emulsiones por ejemplo la mayonesa, la leche, la nata, la mantequilla y la recién inventada, por aquellos años, margarina.

Lavar consiste en eliminar la suciedad de una superficie, por ejemplo, la del pelo. El agua puede por sí misma disolver sustancias hidrosolubles, pero la suciedad normalmente tiene naturaleza oleosa. En el caso del cabello se trata sobre todo de grasa. Pues bien si se aplica agua con un tensioactivo, éste actúa de emulsionante, por lo que la grasa es emulsionada y arrastrada por el agua. El pelo queda entonces limpio.

Los tensioactivos que modernamente se emplean para lavar el cabello emulsionando su grasa se dividen en aniónicos, catiónicos, no iónicos y anfóteros dependiendo de la naturaleza de la fracción hidrofílica. Nunca se emplea un solo tipo de tensioactivo sino mezclas de ellos ya que unos tipos cumplen unas funciones y otros tipo cumplen otras. Además se le añaden reguladores de la viscosidad, reguladores del pH, principios activos, conservantes, perfumes, aromas, etcétera.

Veamos un ejemplo cualquiera de champú elegido al azar de las bases de datos de patentes de la Oficina Española de Patentes y Marcas (www.oepm.es) . La tabla de más abajo son cuatro variantes de la composición de un champú anticaspa de Unilever cuya patente se presentó en 2011 y se aprobó en 2014 (patente europea EP2605832, patente española ES2493965). En esencia este producto es una composición de tensioactivos para lavar adecuadamente el cabello, más un principio activo anticaspa muy conocido que es el piritionato de zinc o piritiona de zinc y otros coadyuvantes.

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Figura 6.- Champú anticaspa (Unilever, 2011)

De los componentes del champú, del cual se dan cuatro ejemplos de realización, cinco de ellos son tensioactivos:

  • Laureth sulfato de sodio (lauriléter sulfato sódico). Es un tensioactivo aniónico, ya que su fracción polar es el anión sulfato, que se caracteriza por lavar muy bien el cabello, ser muy espumante y no perder eficacia en aguas duras como les pasa a los jabones tradicionales. Es el componente principal de la inmensa mayoría de los champús y de los geles de baño. Se obtiene por sulfatación de alcoholes grasos normalmente de coco previamente etoxilados.
  • Cocamidopropilbetaína. Es un tensioactivo anfótero basado también en el aceite de coco que dependiendo del pH se comporta como aniónico o como catiónico. Ayuda a que el producto sea más viscoso, tenga una espuma más cremosa y sea más compatible con la piel, siendo su función principal eliminar la electricidad estática del cabello, acondicionándolo de forma suave, de tal manera que no ocurra esto…
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Figura 7.- Cabello electrizado tras lavarlo sin la presencia de una acondicionador en la fórmula del champú. Los tensioactivos anfóteros y catiónicos, así como ciertos reengrasantes evitan que pase este fenómeno.
  • Producto de isetionato de acilo graso. Es una composición formada por un tensioactivo aniónico tipo sulfonato basado en los ácidos grasos del aceite de coco y de la estearina. Es un buen lavante y proporciona una espuma cremosa. Los ácidos grasos libres de coco y el esteárico hacen efecto reengrasante del cabello y no quede muy seco.
  • Cocoil glicinato de sodio. Es un tensioactivo anfótero obtenido igualmente a partir del aceite de coco y el aminoácido glicina. Tiene también un suave efecto acondicionador como la cocamidopropilbetaína y una buena compatibilidad dérmica.
  • Cloruro de hidroxipropiltriamonio de goma guar. La goma guar es la harina de una legumbre, la guar, similar a los guisantes. Tal cual se puede usar como espesante pero cuando se cuaterniza para dar el cloruro de hidroxipropiltriamonio se convierte en un tensioactivo catiónico con un potente efecto antiestático, da suavidad al cabello, a la vez que volumen. También proporciona «estructura» al cabello evitando que se quede «chupado».

Junto a esta mezcla compleja de tensioactivos que lavan emulsionando la grasa del cabello dejándolo a su vez suave, manejable, etcétera, se han añadido otros coadyuvantes muy interesantes.

  • La emulsión de silicona ayuda a que el cabello quede más brillante, más suave, que el peine no se atranque y no se formen nudos en el cabello. Y no, las siliconas no son malas como se hace entender en la publicidad de muchos champús. El «sin siliconas» no es más que una estrategia comercial de marketing para «vender la moto» del producto de ellos, haciendo planear la sombra de una supuesta «maldad» de las siliconas que sí llevan otros champús de la competencia.
  • El polímero de acrilatos/steareth-20 metacrilato es un espesante acrílico y metacrilato del alcohol graso estearílico previamente etoxilado. Aparte de aumentar la viscosidad del champú y que tenga aspecto de gel, aporta cuerpo al cabello.
  • Piritionato de zinc. Este es el componente que le da el carácter de anticaspa al champú. Sin piritionato de zinc (o ácido salicílico alternativamente) un champú no puede declararse como anticaspa. El piritionato de zinc inhibe la formación excesiva de queratocitos y tiene efecto microbicida general, y todo ello ayuda a evitar la formación de caspa.
  • Perfume. Es evidente de para qué sirve: que el producto huela bien, el acto en sí de lavarse el pelo sea agradable y el cabello finalmente resulte con un buen olor.
  • Agua y otros componentes minoritarios. El agua es el disolvente de todo lo anterior y entre los otros componentes puede haber colorantes para que el champú sea bonito y tenga un color acorde al perfume que también tiene, así como otros destinados a permitir que sea estable y no se degrade durante su almacenamiento y uso posterior tales como secuestrantes de iones, conservantes, filtros solares, etcétera.
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Figura 8.- Un buen champú como el analizado de ejemplo puede conducir a estos resultados. Aunque también ayuda una buena genética y un experto manejo de Photoshop 😉

Destaquemos algunas cosas…

En la composición anterior del champú y en casi cualquier composición de champú hay un conjunto de elementos comunes:

  • Se usan tensioactivos/emulsionantes
  • Las materias primas de los que proceden casi todos los componentes son grasas. En la composición anterior predomina el aceite de coco y sus derivados, pero cualquier tipo de grasa puede ser empleada.
  • Entre los derivados de los aceites se encuentran ácidos grasos, alcoholes grasos, alcoholes grasos etoxilados, o combinados con glicerina, con sorbitol (un tipo de azúcar), o con glucosa, o derivados betaínicos, que a su vez pueden estar sulfatados, sulfonados, fosfatados, cuaternizados etcétera.

 

Relacionando ya la margarina con el champú

La historia del desarrollo de la margarina la dejamos aproximadamente a finales del siglo XIX y luego saltamos a la composición de margarina actual de finales del siglo XX y inicio del XXI ¿Pero qué ocurrió mientras tanto?

Uno de los problemas que tenían las primeras margarinas eran los defectos en su emulsionado que conducían a que cuando se calentaba fuertemente para derretirla o cuando se pretendía usar para freír, como el agua estaba mal integrada en la emulsión, ésta hervía súbitamente, produciéndose salpicaduras desagradables que en el peor de los casos podrían conducir a un incendio en el propio hogar. Piénsese en aceite caliente al cual se le dejan caer unas gotas de agua. O a un aceite mojado con agua. Las salpicaduras pueden, en contacto con la llama de la hornilla, provocar un grave incendio.

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Figura 9.- Las salpicaduras de la margarina mal emulsionada podían provocar accidentes

Pues bien, intentando resolver este problema y buscando otras mejoras en la fabricación y estabilidad de las margarinas, Benjamín R. Harris, de Chicago, Illinois, centra la investigación en el empleo de emulsionantes que describe como moléculas que tengan una parte estructural de carácter lipofílico y otra de carácter hidrofílico. Es decir, abre la puerta al empleo de tensioactivos en su más amplia definición.

Así en su patente US1917254 solicitada el 9 de agosto 1930 de título «Margarine and process for producing the same» («Margarina y proceso para producir la misma») propone el uso de alcoholes grasos etoxilados como emulsionantes. Pocos días después el 15 de agosto presenta otra solicitud de patente de título «Emulsion» que es aprobada un poco antes que la del 9 de agosto con el número US1917250 donde propone el uso de un gran número de tensioactivos como emulsionantes, los cuales abarcan casi todos los grupos químicos conocidos en aquella época y que se utilizan habitualmente en la formulación de champús. También en cosméticos y en otros productos de higiene personal e incluso detergentes. Los tensioactivos de la formulación del champú anticaspa de Unilever del 2011 descrita anteriormente ya están descritos tal cual o similares en las patentes de 1930 de Benjamín R. Harris de 1930: los alquilsulfatos, las betaínas y los derivados de la glicina entre otros.

Incluso un mes después, en el 11 de septiembre de 1930, vuelve «a la carga» y solicita la patente US1917255 donde se centra preferentemente en los tensioactivos aniónicos de tipo sulfonato.

Como se aprecia claramente los tensioactivos que hoy día se utilizan para los champús y otros productos relacionados ya se proponían para la margarina en el primer tercio del siglo XX. ¿Pero ya se formulaban también paralelamente los champús en aquellos años usando criterios similares a los de hoy?

Parece ser que el primer champú fue desarrollado en 1930 por el Dr. John H. Breck (1877 – 1965) que también había fundado la compañía John H. Breck Inc., localizada en Springfield Massachusetts. Su idea era pasar de la típica pastilla de jabón a un producto líquido que se pudiera aplicar cómodamente en el cabello. Además prepara tres tipos de productos, champú para cabello normal, champú para cabello seco y champú para cabello graso. Igualmente en estos productos introduce por primera vez la idea de que el pH debe estar controlado y que no sea tan alcalino como en los jabones tradicionales. La composición de estos champús no la he localizado y tampoco estuvieron sujetos a patente. Su hijo Edward J. Breck (1907-1993) toma las riendas de la empresa y lanza a partir de 1936 la campaña la «Chica Breck» donde utiliza como modelos a actrices y mujeres de moda como reclamo publicitario. En este enlace se muestra una extensa colección de «Breck Girls».

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Figura 10.- Olga Armstrong la primera Breck Girls en 1936
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Figura 11.- El lema era «Beautiful Hair Breck» (Cabello bonito Breck) ofertándose champu para cabello normal, cabellor graso y cabello seco. Además no solo se vendía un producto para lavar, se vendía la imagen de la mujer bella de la época

Esto en EE.UU., pero en España ¿qué?

A fecha muy temprana como 22 de diciembre de 1931, un año después del champú Breck, Jacinto Sala, S. A. de Cornellà de Llobregat en Barcelona patenta un «Procedimiento para la fabricación de un champú para el lavado del cabello» con el número ES0125227. La base de datos de la Oficina Española de Patentes y Marcas por ser una patente tan antigua no ofrece más información. No obstante hay algunas referencias de su actividad comercial y en la figura se muestra la imagen de una factura emitida por Jacinto Salas donde al margen se relacionan los principales productos relacionados con tintes, limpiadores, desodorantes, polvos de talco, colonias, antipolillas y otros. La factura es de 1931, poco antes de registrar la patente del champú.

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Figura 12.- Factura emitida por Jacinto Salas, probablemente el primer fabricante de un champú moderno en España.

La primera patente localizada en EE.UU. con el término shampoo y consistente en una composición para lavar el pelo similar a las actuales y no un dispositivo para lavar cabezas es la solicitada por Frank J. Cahn y Morris B. Katzman, de Chicago, Illinois, el 8 de enero de 1938 y publicada finalmente el 18 de julio de 1939 con el número US2166127. Ya habían pasado 8 años de la invención de Breck y 7 de la invención de salas, aunque tanto uno como el otro su mercado en aquellos entonces era muy reducido y esta patente venía a afianzar el interés comercial previsible de los champús. Esta patente muestra dos cosas interesantes:

  1. Los componentes del champú son químicamente similares a los componentes de los champús actuales
  2. En la patente se declara explícitamente que para desarrollar su champú se han inspirado en las patentes US1917250 y US1917255 de Benjamin R. Harris de las emulsiones de margarina.

Es decir, que la relación margarina-champú no es casual sino causal. Emulsionar margarinas inspiró el diseño de los champús.

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Figura 13.- Primera patente de composición de tensioactivos para uso como champú. En la introducción declaran que para la invención se han inspirado directamente en las patentes de Benjamin R. Harris para la formulación de margarinas.

 

Pero hay otras razón para afirmar la fuerte relación entre margarina y los champús, y por extensión por otros productos de higiene como los geles de baño y otros productos cosméticos: En muchos casos las empresas de fabricación de margarina son las mismas empresa que fabrican champús y otros tipos de productos relacionados. Un caso paradigmático es el de la empresa Unilever, aunque hay otros.

 

El caso de Unilever

Unilever es actualmente una de las mayores empresas a nivel mundial que se reparten el mercado internacional de productos para el hogar, tales como Procter & Gamble, Colgate-Palmolive, Nestlé, Kraft Foods, Mars, Johnson & Johnson, Reckitt Benckiser y Henkel.

Veamos la historia de Unilever. Para ello tenemos que retroceder otra vez al año 1869 en que Hippolyte Mège-Mouriés que había ganado el premio establecido por Napoleón III para la invención de la margarina. En 1871 vendió los derechos sobre la margarina a la firma neerlandesa de Jurgens, que luego se fusionaría con Samuel van den Bergh formando ya en 1927 tras la unión también con Anton Jurgens la firma Margarine Unie, la mayor empresa Holandesa, y mundial, de fabricación de margarina.

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Figura 14.- Hippolyte Mège-Mouriés , el inventor de la margarina, un «Gigante en Casa» que revolucionó el mercado de la alimentación y sus descubrimientos sirvieron como pilar para la creación posterior de enormes multinacionales como Unilever.

Pero tan solo 3 años después, en 1930, justo cuando se están desarrollando los novedosos emulsionantes para la margarina en EE.UU. y el primer champú, Margarina Unie se fusiona con Lever Brothers, fabricante inglés de jabones para crear la firma Unilever. A partir de aquí la historia está clara, Unilever aúna en la misma fábrica la producción de mantequilla con la producción de productos de higiene y limpieza que incluyen los novedosos champús.

La unión de ambas empresas se basa en el hecho de que en 1911 Anton Jurgens recibió la concesión de nada más y nada menos que de 750.000 hectáreas de terreno en el Congo Belga dedicadas a la producción de aceite de palma a precios muy bajos debidos a las condiciones laborales de semiesclavitud que reinaban  allí (políticas coloniales perjudiciales para la humanidad que ya hoy día han desaparecido, al menos bajo esa forma). La superproducción de aceite de palma era casi imposible de absorber con la fabricación de margarina y como este aceite también es la misma materia prima de los jabones y tensioactivos, la fusión permitía producir ambos tipos de productos simultáneamente.

Para los que no conozcan bien quién es Unilever hoy día basta citar algunos de sus productos estrella para hacerse una idea:

 

  • Para el cuidado del hogar: Mimosín, Skip, Cif, Soft, Domestos.
  • Para el cuidado personal: TRESemmé, Timotei, Axe/Lynx, Rexona, Dove, Pond’s, Signal, Williams.
  • En la alimentación: Maizena, Frigo, Flora, Lipton, Knorr, Hellmann’s, Ligeresa, Calvé Food Solutions, Tulipán, Starlux.
  • En la fabricación de helados: Heartbrand y Ben & Jerry’s.

 

Figura 15.- Dos de los productos estrella de Unilever: La margarina Tulipán y el champú Timotei. Ya sabemos por qué ambos tipos de productos los fabrica la misma empresa. Por cierto, en la imagen de los champús, el de la derecha, es el anticaspa cuya patente hemos analizado más arriba y cuyos componentes principales aparecen también citados en las patentes de las margarinas.

 

A modo de conclusión

La investigación científica repercute enormemente en la Sociedad. La promoción de la  I+D incluso al modo en que Napoleón III la promovió con el premio a quien inventara la margarina, conduce antes o después y con el trabajo de muchos investigadores, auténticos «gigantes», a cambiar la sociedad, a hacerla más rica, más desarrollada. En el caso visto en este artículo, se mejoró la alimentación de millones de personas, se mejoró la higiene y su salubridad, e incluso éstas se sintieron y se sienten más bellas.

De una primera idea, la margarina, se ha desarrollado todo un campo tecnológico de grandes dimensiones: el campo de los tensioactivos. Y este campo es uno de los motores de la alimentación en margarinas, salsas, mayonesas; también en el de la limpieza con los detergentes; o de la cosmética con cremas y lociones basados en emulsiones; o el de los champús y geles de baño; pero también en aplicaciones  industriales de lo más variopinto como la flotación de minerales o las emulsiones de corte para tornear piezas metálicas de maquinaria, e incluso el desarrollo de pantallas de cristal líquido. Todas estas aplicaciones se basan en tensioactivos y emulsionantes.

Encontrar la relación entre margarina y champú ha sido solo una excusa para mostrar el poder amplificador de la investigación científica y el impacto en la sociedad. Y también dar crédito a tantos y tantos investigadores y tecnólogos que, con su esfuerzo, hacen que este mundo sea mejor. Son «Gigantes en Casa».

 

Enlaces:

http://www.esacademic.com/dic.nsf/sp_sp_origen/124/champ%C3%BA
http://www.larousse.fr/archives/grande-encyclopedie/page/8559
https://difundir.org/2016/05/20/horrores-higienicos-de-la-edad-media-como-vivia-la-gente-sin-banarse/
https://es.wikipedia.org/wiki/Alexander_Cumming
https://patentimages.storage.googleapis.com/cc/1d/15/f9bb1729235034/US555860.pdf
https://patentimages.storage.googleapis.com/ae/d9/10/a2a96a3cff1615/US986728.pdf
http://www.cultureify.com/breck-shampoo-and-the-breck-girls/

 

 

Un comentario en “Mientras se mejoraba la fórmula de la margarina se inventó el champú

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